Escultura bizantina
Es una degeneración de la escultura romana, bajo la influencia asiática. Le
caracterizan, en general, cierto amaneramiento, uniformidad y rigidez o falta
de naturalidad en las figuras junto con la gravedad la cual suele consistir en
esmaltes, en imitaciones de piedras y sartas de perlas, en trazos geométricos y
en follaje estilizado o desprovisto de naturalidad. Cultivó el arte bizantino
muy poco la estatuaria pero abundó en mosaicos y en relieves sobre marfil,
plata y bronce y no abandonó del todo el uso de camafeos y entalles en piedras
finas. En los relieves, como en las pinturas y mosaicos se presentan las
figuras mirando de frente.
No todas las obras de escultura bizantina merecen igual nota
desfavorable pues aun en medio de sus defectos reúnen muchas de ellas notables
cualidades y relativas perfecciones sobre todo, en las épocas de mayor
florecimiento.
Períodos históricos
Se distingue en la evolución histórica de la misma los
siguientes períodos:
Período de
formación, anterior al siglo VI en que campea el estilo romano como se ha dicho
y sobresalen obras de joyería y orfebrería con algunos marfiles.
Período de
perfección y desarrollo, desde el siglo VI al XII en el cual llega a tener arte
bizantino vida próspera, con variadas obras de escultura y se extiende a casi
todas las naciones europeas. Este periodo se divide en tres:
Período
justinianeo. El periodo justinianeo, llamado así por tener su comienzo en el
emperador Justiniano, llega hasta principios del siglo VIII y señala el apogeo
del arte. En él se cultiva la estatuaria y se multiplican los relieves en
hermosos dípticos de marfil, arquetas y tapas de libros sagrados o litúrgicos.
A él pertenecen algunos sarcófagos de Rávena y, sobre todo, preciosos marfiles
como los de la cátedra episcopal de San Maximiano en la misma ciudad con sus
numerosas figuras en relieve. Los dípticos del tesoro de Monza y el díptico
consular de la catedral de Oviedo (siglo VI) entre otras piezas escultóricas.
Período
iconoclasta. El período iconoclasta abarca siglo y medio a partir del emperador
León el Isáurico hasta Basilio el Macedonio (años 717-867). En él sufrieron un
rudo golpe las artes figurativas cristianas por el furor con que los
emperadores bizantinos procedieron contra las imágenes. Pero, en cambio, se
diseminaron por Occidente los artistas, contribuyendo a la difusión del arte
bizantino en todo el mundo cristiano y especialmente, en la corte de Carlo
Magno en Italia.
Período
macedónico. El periodo macedonio, iniciado por el emperador Basilio el
Macedonio (año 867) lo es de restauración, aunque no completa, y sólo produjo
relieves, joyas con camafeos y esmaltes (además de los mosaicos y pinturas)
siendo algunos de dichos relieves bastante correctos. Se celebran, sobre todos,
el tríptico del Crucifijo y la placa (de marfil también) del Salvador coronando
a Romano IV y Eudoxia (año 1068) que se guardan en París y otra placa de marfil
con la figura de la Virgen y del Niño, en Utrecht. Asimismo, los relieves de
bronce con incrustaciones de plata en las puertas de San Marcos de Venecia
(siglo X al XI)
Período de
exageración y decadencia, desde el siglo XII al XV (año 1453 en que fue tomada
Constantinopla por los turcos) que exagera en la figura humana los pliegues de
los paños y alarga excesivamente su canon escultórico hasta llegar a la altura
de once veces la cabeza. Desde el siglo XII se acentúan el amaneramiento y el
convencionalismo el cual se hace completo e intolerable después de la caída de
Constantinopla siguiera sólo haya perdurado el estilo en los países de la
iglesia griega cismática. Algún conato de restauración pudo notarse en la época
en que Bizancio quedó sometida a los latinos (1204-1261) y más durante los
primeros emperadores Paleólogos (que siguieron a los anteriores). Pero las
obras acreditan dicho resurgimiento como efímero y escaso.
En todas las épocas del estilo bizantino se cultivaron con
suntuosidad asiática la orfebrería y la joyería en las cuales tiene su parte
importante la escultura.